La idea de negocio SÍ importa
Por alguna razón se ha vuelto conventional wisdom el decir que las ideas no importan. Eso no tiene sentido.
Si bien la ejecución detrás de una idea es la que hace a la idea exitosa, sin una idea valiosa, un emprendimiento no vale nada. Más bien, tiene un valor negativo. Quita tiempo y recursos. Es cierto que uno puede empezar y por fuerza bruta dar con una idea sobre el camino con algo ya avanzado (“ejecución”), pero esos son los outliers dentro de los outliers.
El conventional wisdom a veces es contraproducente, de ahí que sale gente que se hace llamar “contrarians”, ya que van en contra de lo que todos los mortales consideramos “obvio”. Algunas veces con fundamento, otras veces por moda.
La frase “las ideas no valen nada” se volvió una cosa trillada, inerte y sin sentido. Mucho por moda, por personas que leen libros o ven videos de Youtube y luego repiten. Eso ha pasado en muchos casos con otros términos, como por ejemplo: MVP, Startup, Agile, disrupción, etc.
Las cosas son más simples de lo que uno cree. Pero uno no se da cuenta hasta que vive las experiencias de las que lee o escucha.
¿Qué es una idea?
Una idea es un secreto, un insight de industria, una visión o un sueño. Una idea puede ser muchas cosas, pero sin ese insumo inicial, no hay ejecución que valga.
La mejor ejecución sobre una idea mediocre no lleva a nada.
Una ejecución mediocre sobre una buena idea puede terminar en mucha suerte. (Nota: la suerte es un de mis temas favoritos y algún día la desarrollaré más)
La idea es el fundamento de todo. Ese insight es la base. Sin una buena base para construir, la mejor casa se hunde.
Si bien un emprendemiento no es algo secuencial, si lo tratáramos de ver así, se vería más o menos así:
Idea
Ejecución
¿Suena obvio, verdad? Sin embargo la gente subestima la importancia del punto 1. A diferencia de los 1800s y 1900s, subestimamos las ideas y las visiones. Pensamos que son ilusorias o estafas.
Una idea además no es sólo el inicio de un emprendimiento, es el aceite para la maquinaria. Una idea puede generar emoción y ayudarle a uno a crear un equipo estelar. Además, puede influenciarlos a lograr más que en cualquier otro contexto. Una idea puede conseguirle a un proyecto los inversionistas correctos.
A veces no se trata de la idea per sé. Se trata del hecho de haberla tenido. Si ya salió de una mente educada y entrenada, ¿porqué no pueden salir ideas así nuevamente? Eso atrae personas.
De ahí que los libros dicen “los inversionistas le invierten a las personas, no a las ideas”. Obviamente esto no siempre aplica. Menos en Latino América. Pero cuando sucede es asombroso de experimentar.
Así como los deportistas entrenan, los deportistas mentales deben hacerlo también. Entrenarse y educarse para ser máquinas de ideas.
Una idea puede ser buena o mala. No importa mucho antes de que se pruebe. Pero esa idea tiene un espacio definido en toda la jornada de crear empresa. Y ese espacio no es muy grande, pero tampoco lo es el de la ejecución.
Las ideas SÍ importan.
Y uno debe ser cuidadoso al tenerlas y desarrollarlas. Aquí quiero dar unos tips al respecto que he ido acumulando a lo largo de los años y que en mi experiencia personal costaron sangre y lágrimas obtenerlos.
Antes de eso, sólo me queda decir que la ejecución puede ser una cortina de humo por mucho tiempo. Esa cortina de humo se puede convertir en una maqueta pegada con chicles inescalable. Y finalmente en una verdadera empresa años después de haber despegado.
Si bien la idea tiene mucha importancia, su valor es relativo. Dentro de la estructura de crear empresa el concepto de “la idea” puede valer 10%. De manera relativa a ese 10%, la idea que uno tuvo puede valer sólo 10% de todo lo que se necesita que esa idea “llene”. Es decir, una idea puede representar un 1% o un 10% de avance.
Asegúrese que su idea sea realmente un insight o una visión. Una observación o una premonición.
Como dice Petter Thiel en su libro Zero to One hay dos tipos de optimistas. Los que están del lado del optimismo definido y los que están del lado del optimismo indefinido.
El que está del lado del optimismo indefinido es quien sabe que el mundo va a seguir operando y hasta mejorando, entonces decide trabajar para ayudar a eso, lo que sea, que exista. Por ejemplo, abogados, contadores y soportistas. Ellos saben que el futuro será mejor y seguirá existiendo, pero no tienen un plan, un diseño o una idea de cómo. ¿Para qué mas se convierte uno en banquero si no espera que otros creen riqueza para manejar?
El que está del lado del optimismo definido tiene un plan concreto, una idea que cree fuertemente que será realidad y trabaja por ella.
Por eso, las ideas sí importan.
Volviendo al grupo de tips que quiero compartir. Si su idea es una invención, no un negocio, quizás esta lista que he compilado no le sirva. Pero si su idea es para un negocio, quizás sí.
El chiste es pasar su idea por este “checklist” y auto-retarla:
¿Es rápido probar market fit (posición de mercado, es decir, que lo que usted quiere vender alguien -o mejor dicho muchos alguienes- lo quieran comprar)?: Es buena idea pensar en 1 nicho o mercado pequeño. Pensar que usted le puede llegar a todo el mundo es inevitable, pero no opere con eso en mente. Opere con el chip de servir a una comunidad pequeña de la cual usted pueda saltar luego.
¿Es fácil identificar y encontrar clientes? Si no lo es, eso potencialmente podría matar su emprendimiento. Por ejemplo, es diferente venderle a departamentos de Research and Development en donde para saber si quieren lo que usted vende le toma 4 meses de reuniones, a venderle a empresas de más de 10,000 empleados que son pública y que hacen disclose de sus factores de riesgo, de tal forma que usted puede ponerlos todos en una lista y llamar una a una.
¿Se puede crear un prototipo en menos de 3 meses? Si no, está difícil iterar y encontrar market fit.
¿Es un mercado que está creciendo?
Si es un producto B2B: ¿Es un producto core o ruta crítica? Por ejemplo, es diferente vender un Slack que vender pulseras que brillan en la oscuridad para empleados, por si se va la luz.
¿Muchas personas o empresas tienen ese problema? De nuevo, quizás uno no le llegue a todos de golpe (no podrá de todas formas, si fuera posible y el mercado es tan grande, ya otro lo hubiera logrado).
¿Es obvio de explicarle a su cliente el problema que tiene? Si no lo es, le va a tocar evangelizar, lo cual cuesta mucho.
¿Es una necesidad mandatoria? Por ejemplo es diferente hacer un servicio que hace el proceso de formalización de empresa 50% más barato (algo mandatorio para cierto público meta) que vender un seguro para playeros, que si bien es un buen valor, difícilmente sea mandatorio.
En conclusión.
La idea es el fundamento. Pero no es lo más importante. Tampoco la ejecución es lo más importante. Personalmente he experimentado muestras de esto. Usted también lo experimenta cuando usa servicios de grandes empresas que son un asco en ejecución. Hay cosas más allá de la idea y la ejecución.
Esas “cosas” varían en el tiempo. Por ejemplo:
En las empresas establecidas a veces es la inercia de un momento de brillantez que puso en moción una máquina que opera sola. Piense en Apple por ejemplo.
Idea: 10%
Ejecución: 10%
Inercia: 80%
En el caso de los emprendimientos es la suerte.
Idea: 10%
Ejecución: 10%
Suerte: 80%
Mucho del concepto de suerte es incontrolable, no todo, por supuesto. Espero más adelante escribir al respecto, que es de esos temas que una vez que lo entendí, cambió mi perspectiva de la realidad.
Dicho todo sobre las ideas y la ejecución, yampoco es para enclutcharse en la idea y no ejecutar. Tenga en cuenta que las ideas se refinan sobre el tiempo (pivots) y que la visión no necesariamente debe estar desde el día uno, eso se puede descubrir después (startups que les ha pasado esto sobran, por ejemplo Segment).